miércoles, 31 de diciembre de 2008

Año Nuevo: ¿Vida Nueva?

Por: Andrés Cifuentes
andres.cifuentes@elclavo.com

“Las campanas de la iglesia están sonando anunciando que el año viejo se va,la alegría del año nuevo viene ya, los abrazos se confunden sin cesar”. Esta letra de la canción Faltan Cinco Pa las Doce, tradicional al escucharla en estas fiestas de fin de año y con mucho más asiduidad el 31 de diciembre, donde en medio de la celebración y el festejo, aparecen las promesas personales para el próximo año, bajar de peso, dejar de fumar, viajar etc. (que muchas veces no se cumplen…) Pero en medio de ese ambiente particularmente cálido yo me pregunto ¿realmente este año (o los anteriores) han generado vida nueva?

De esta manera, se me vienen dos pensamientos a la cabeza uno global y otro personal, comenzaré por el primero, todos los años siempre hay una imparable brecha económica entre ricos y pobres (según los anuales informes de la ONU), parece que todos los años aportamos más al calentamiento global y a la explosión demográfica, entre otros factores que nos influyen, por otro lado, anualmente veo a nivel mundial más infraestructura puentes, carreteras, edificios, ciencia y tecnología, vacunas, medicinas, mejores chips, laptops en fin... y obviamente( a la par) más arte y literatura. Pero me sigue la duda ¿a través de los años si hemos generado vida nueva? ¿Por qué damos pasos gigantes en algunos aspectos hacia adelante y otras veces hacia atrás?

Según la historia el hombre después de mucho errar genera los desarrollos, por ejemplo, de esa manera se dieron las revoluciones y por ende los derechos humanos, pero tuvieron que pasar muchos años, morir muchos inocentes y los protagonistas de estos enfrentamientos sufrir muchas barbaridades, para instituir unos acuerdos con los cuales se pudieran generar las bases políticas de las sociedades modernas. ¿Por eso me pregunto en que edad estamos en Latinoamérica, de pronto en una edad media? O mejor ¿en que etapa de evolución planetaria nos encontramos?

Ahora pasemos al segundo punto, el aspecto, personal, para esto recuerdo a un amigo muy cercano que me decía “si quieres empezar a ayudar al mundo, tienes que empezar a ayudarte a ti mismo”, así que dejemos quieto al gran mundo y me centraré en mí. Por eso me salen nuevas preguntas como: ¿yo este año le he generado vida al mundo? Es decir ¿Soy una persona consecuente con lo que hago y con lo que digo? ¿Me respeto y respeto a los otros? ¿Mi trabajo me genera más satisfacciones que quejas? ¿Busco la felicidad en cosas ajenas a mí o dentro de mí?

En fin, a esta altura, estas reflexiones parece que fueran producto de un desenguayabe fuerte consecuente con el espíritu de diciembre, pero creo que hacer un alto en el camino para hacer preguntas en esta época es importante, ya que estas desde un principio al hombre han llevado a donde nos ha llevado, por ejemplo alguna vez pensó ¿Cómo hago para volar? ¿Cómo hago para Iluminar la noche? ¿Cómo hago para llegar a la luna? En fin… Sin embargo creo que no hay que esperar el final de año, para replantear uno su vida (si la quiere replantear) hay 365 días al año si lo quiere hacer, no sólo el 24 o el 31 de diciembre.

Por otro lado pienso que ésta es una época creada para compartir, más que la cantidad de dinero o regalos, lo importante es aventurarse a convivir con el otro, pues la soledad moderna nos fija más reiteradamente en el tener, que el ser y en la ilusoria virtualidad, por esto optaría por la filosofía clown, para entender un poco mejor el asunto, por ejemplo, si les obsequias un juguete costoso a estos personajes, pueden sacarlo de la caja, dejarlo a un lado, y pasarse horas jugando con la caja y el papel de regalo, donde lo importante, no es el objeto en sí, sino el compartir y la alegría de la vida.

Por eso le recomiendo que en medio de natillas, buñuelos, perniles, vinos y demás manjares, hágase algunas de estas preguntas de desenguayabe para que me ayude a descubrir una frase que repetimos por esta época del año y que inspiro este texto: Año Nuevo ¿Vida Nueva? (eso si le recomiendo no comentarlo, con sus amigos o familia que no son muy amigos de la filosofía, sino van a pensar que se emborrachó temprano).

Ahh.. y !Feliz Navidad y Próspero Año!

Jóvenes Clowns Por Suramérica: “Si querés hacer reír a carcajadas Dios ¡cuéntale tus planes!”

Por Andrés Cifuentes.
andres.cifuentes@elclavo.com


La pasividad y cotidianidad Garcíamarquiana de la plaza central de “San Agustín (Huila)” al caer la tarde, se irrumpe con música interpretada por tres jóvenes personajes de abundantes barbas con pantalones pesqueros, sandalias y camiseta.

La música que se siente es agradable, de difícil descripción (instrumental de fiesta, creo...), y mágicamente llena todo el espacio, es hecha con una guitarra, una dulzaina con teclas y una corneta de circo.

Estos característicos personajes, alegran el final de día con música y letras como: “ la la la.. Somos los locos incurables, porque no vamos a la iglesia porque tenemos poca apariencia lalalal ¡igual creamos conciencia y esa es toda la ciencia! ” (Parecidas a las de Les Luthiers), con éste tema coincidencialmente terminan su función, mientras van recogiendo sus malabares, las colaboraciones en dinero del público y sus viejas bicicletas, informan sobre una función de clown esa misma noche.

Si la música en la plaza fue muy buena la presentación de clown, fue mejor, pues como público nos reímos y disfrutamos mucho de sus gestos, locuras y comentarios.

Estos personajes, que son conocidos por los lugareños como “los argentinos”, fue a quienes entrevisté, realmente fue a uno sólo, ya que los otros integrantes estaban ocupados en el momento de la charla. En la función sus compañeros lo llaman “Ludimongo” porque es el que más hace y dice tonterías en el escenario, por eso al comenzar nuestro diálogo el se define como Manuel Martínez Ludimongo González, de 25 años de edad y procedente de San Carlos de Bariloche Argentina.

Su colectivo lo llaman “Los Hermanos Flamini”, lo autodefinen como una agrupación que no tiene más de 5 años de vida, donde la idea fundamental es entregar un momento mágico; meter al público, ya sea niños, adultos o ancianos, a una hora de felicidad, alegría y conciencia a través de la música, teatro y disciplinas circenses; con un condimento fundamental que es la participación con la gente; manteniendo un lenguaje claro, sencillo, exento de groserías y espontáneo que nace de estos talentosos artistas. La familia recorre hace más de cuatro años todo el territorio de Latinoamérica dándose la posibilidad de actuar en variados escenarios, instituciones y comunidades.

El grupo esta compuesto por su hermano Bernardo de 27 años y Mariano de 28 años; Manuel “El Ludimongo” y su frater son músicos de profesión, su madre es maestra (cantante) y su padre mecánico, su abuelo materno es músico de 81 años, es decir vienen de familia de artistas, recuerda los orígenes de toda esta aventura con unas palabras de su abuelo “si sabes usar una herramienta (instrumento) puedes vivir en cualquier parte”.

Andrés : ¿Cómo termina un músico recorriendo Suramérica y ahora en Colombia?

Ludimongo:
Yo antes no sabía lo que era viajar, pero tuve un primer viaje a Ecuador y me gustó, creo que por esa primera experiencia llevó más de cinco años haciendo esto fuera de mi país.

Andrés: ¿Y su carrera?

Ludimongo:
¡Hice la carrera de composición y en ese tiempo nunca compuse nada! Ahora estoy haciendo y aprendiendo otras cosas.

Andrés: ¿Y piensa volver a esas épocas de música?

Ludimongo:
Los malabares y el circo endurecen la mano, tendría que estar practicando para tener la mano más educada. Por el momento no.

Andrés: ¿Qué ha sido lo más difícil de este viaje?
Ludimongo:
La convivencia con tus compañeros, el estar lejos de tu familia, el no tener comodidades, a veces la poca colaboración de la gente. Pero sí rescato de los países en los que he estado, la solidaridad y amabilidad del Colombiano.

Andrés: ¿Cuánto llevan en Colombia?

Ludimongo:
Un año en Colombia y dos semanas aquí en San Agustín.

Andrés: ¿Qué piensa de la simpleza?

Ludimongo:
La simpleza, lleva a pensamientos más elevados a conclusiones más humanas.

Andrés: ¿Qué busca cuando viaja?

Ludimongo:
Busco aportar algo a donde vaya.

Andrés: ¿Qué piensa del futuro?

Ludimongo:
Si querés hacer reír a carcajadas Dios ¡cuéntale tus planes!

Andrés: Pero ha dejado a su familia y de pronto personas que quieres mucho en su país…

Ludimongo:
No hay que centrar el amor en una sola persona, tienes que distribuirlo en muchas otras, pues es la dinámica de la vida y los sentimientos.

Andrés: ¿De dónde viene el apellido Flamini si ustedes son Martínez?

Ludimongo:
Nosotros hacíamos talleres de malabares y comparsas con algunos chicos y la casa donde los hacíamos, los dueños eran de apellido Flamini (en Córdoba, Argentina), y la gente empezó a decirnos por defecto Flamini de ahí: “Los hermanos Flamini”.

Andrés: ¿Por qué hacer clown?
Ludimongo:
Porque nos gusta reinos de la cosas que encontramos, con ese código, de esa forma.

Andrés: ¿Y desde dónde vienen con la bicicleta?

Ludimongo:
Las tenemos hace poco, venimos desde Venezuela (Mérida) dónde conseguimos las bicicletas.

Andrés:¿Y por qué el recorrido ahora en bicicleta?

Ludimongo:
Porque no tienes que pagar gasolina o un tiquete para poder desplazarte, pero igual no nos han salido tan buenas y las jornadas de recorrido han sido largas.

Al indagar un poco más sobre El clown, se podría hablar del payaso tradicional que se maquilla y hace reír, pero hay uno no actúa sino que es y ese el clown moderno. Según el experto español Alex Navarro “El ser payaso no se aprende, esta dentro de cada uno de nosotros, es tan solo cuestión de dejarlo salir, de desaprender lo aprendido, de desprendernos de las murallas que hemos edificado para protegernos, de derrumbar las máscaras que nos hemos ido poniendo con lo años y dejar aflorar al niño que todos llevamos dentro y abrir la puerta a la locura interna”


Según la Escuela de payasos los Hijos de Augusto en España, en su relación con el exterior tiene estas características:

· El clown es curioso ante el mundo que le rodea.
· El clown no acepta más reglas que las que requieren el presente inmediato y el amor y el respeto al ser humano.
· El clown no busca problemas. Se los encuentra constantemente y ello le moviliza.
· El clown no pretende divertir sino divertirse. No busca hacer reír sino el cariño del público. La risa y la diversión se producen como consecuencia del choque entre el espíritu y la lógica del clown, por un lado, y los de la sociedad y los demás, por otro.
· El clown juega constantemente. Es su manera de explorar, de aprender, de conocer, reconocer y relacionarse. Es su forma de vivir.

Adicional a esta breve descripción que encontré sobre este arte lúdico, los clowns tienen una alta capacidad de asombro, son muy curiosos y cualquier cosa los alucina y sorprende. Por ejemplo, si les obsequias un juguete costoso pueden sacarlo de la caja, dejarlo a un lado, y pasarse horas jugando con la caja y el papel regalo. De esta manera podríamos tomar la caja como la que representa su profesión, con la que nos hacen reír y reflexionar a través de su buena autoestima e inteligencia (aún cuando ésta le falle - lo que ocurre con frecuencia-). Por eso creo que de cierta manera Manuel “El Ludimongo”, nuestro viajero por Suramérica, lo hace gratamente vivencial en la presente entrevista y sus presentaciones.

Fuentes:


http://www.myspace.com/familiaflamini
Escuela de payasos los Hijos de Augusto
Alex Navarro